¡La emoción está en el aire en Candlelighters! Desde nuestra junta directiva y nuestro personal, hasta nuestros increíbles voluntarios y socios comunitarios, recibimos con entusiasmo la promesa de este nuevo año.
Me siento muy honrada de asumir el cargo de presidenta de la Junta en este momento. Como organización, Candlelighters ha pasado por muchos cambios en los últimos tres años. Al igual que ustedes, COVID-19 nos desafió a pensar y actuar de manera diferente. Nos dio la oportunidad de reevaluar lo que más importaba, de dedicar tiempo a escuchar y aprender, y de planificar una nueva normalidad.
En cierto modo, esto me resultaba familiar. A nuestra hija mayor, Sonya, le diagnosticaron un osteosarcoma una semana después de su segundo año de instituto. A lo largo de cuatro años y medio de múltiples recidivas y hasta el día de su fallecimiento, Sonya demostró una valentía, una gracia y una determinación que siempre me asombrarán. Agradezco que tuviéramos tiempo, aunque nunca el suficiente, para celebrar cumpleaños y graduaciones y crear recuerdos para toda la vida.
Lo que aprendí es que el viaje desde el diagnóstico hasta la supervivencia o el duelo es largo y difícil, lleno de retos y oportunidades inesperados. Pero también puede ser un viaje hermoso, que reafirma la vida y levanta el ánimo, y que demuestra una y otra vez la asombrosa inventiva y resistencia de los niños y las familias cuyas vidas cambian para siempre a causa del cáncer.
Quizá la lección más importante haya sido el recordatorio de que lo que realmente importa es la familia. Gracias por formar parte de la familia Candlelighters. ¡Estamos deseando verte este año!
Saludos cordiales,
Presidente de la Junta y padre de Candlelighters